Arja Saijonmaa

La cantante sueco-finlandesa Arja Saijonmaa realizó una gira por Buenos Aires, Montevideo y Santiago con dos músicos finlandeses; el pianista Petri Somer y el bandoneonista Mikko Helenius. La Fundación Harald Edelstam organizó y acompañó esta gira, como parte de su propósito de promover el intercambio y los lazos existentes entre Suecia y Chile- extendidos esta vez a Argentina y Uruguay.
La gira fue un encuentro y un reencuentro entre norte y sur, unidos en una sola voz y en acordes reconocibles y queridos por el público, que quedó maravillado con sus interpretaciones en español de Astor Piazzola,Carlos Gardel, Violeta Parra.
Para Arja Saijonmaa fue un sueño hecho realidad, ya que por primera vez en 40 años regresó a América Latina con sus propios músicos. Porque hace exactamente 40 años que cantó en Luna Park ante 35 000 personas. Allí nació su amor por la música y la cultura latinoamericana y durante los duros años del exilio latinoamericano hacia países como Suecia, acercó esta música a los escenarios nórdicos, interpretando sus canciones, haciéndolas querer. Tanto es así que hoy algunos suecos, finlandeses, daneses y noruegos creen que su himno nacional es “Gracias a la Vida”, la canción que Arja cantó en el funeral del primer ministro sueco Olof Palme, asesinado en 1986.
En este regreso a América Latina quiso honrar al público latinoamericano, aprendiendo su repertorio en español.
Desde los años 70, Arja Saijonmaa ha sido y sigue siendo un puente de intercambio y acercamiento entre la cultura nórdica y latinoamericana. De acuerdo a ella misma “sigue caminando por la misma ruta de los derechos humanos”.

La periodista Ana Luisa Valdés, exiliada en Suecia en los años 70 describe con las siguientes palabras el concierto en Montevideo: "La sala Zitarrosa estaba repleta. Uruguayos, chilenos, finlandeses, suecos, argentinos. Cuando apareció Arja, y comenzó a entonar sus canciones con una profunda y melodiosa voz, ataviada con un espléndido vestido rojo, la sala se trasformó en una sola ciudad; allí estaba la cordillera, la monumental catedral luterana de Helsinki, el encanto de Gamla Stan, la ciudad vieja de Estocolmo, con sus canales, la maravillosa campiña griega a la que hace tanta mención Theodorakis, y la Boca, fuente de inspiración de Piazzola.
Y fue una noche de encuentros y reencuentros, porque más que una artista llegada de Finlandia, el público la recibió como se recibe a una vieja y querida amiga. Y cantamos con ella, que nos hizo salir de nuestra habitual actitud uruguaya, y sonaban las palmas al son de los acordes de Theodorakis, interpretados magistralmente por dos músicos finlandeses – un fantástico pianista y un bandoneonista".